A medida que lxs niñxs crecen los comentarios que hacemos acerca de la ropa, el aspecto físico, el estímulo para expresar su afectividad en las nenas o la permisividad con los comportamientos agresivos en los varones, refuerzan el sexismo desde pequeños.
Es importante que padres y madres reflexionemos sobre estas cuestiones cotidianas y comprobar si no estamos transmitiendo expectativas diferentes motivadas por su sexo:
- ¿Usamos el mismo tono de voz al dirigirnos a nuestra hija mujer o nuestro hijo varón?
- ¿Les llamamos la atención de la misma manera?
- ¿Les pedimos la misma colaboración en las tareas del hogar, o diferenciamos en qué tipo de tarea puede/debe colaborar cada uno?
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